Antiguos filósofos, Hegel, Lacan. Varios autores dan importancia a la mirada del otro. Un otro que observa... que observa cómo pienso, cómo actúo, cómo camino, qué digo y qué callo. Es este mismo otro el que constituye al sujeto desde épocas tempranas. Muchas veces, ese otro lo encarnan los padres, y sus juicios enuncian cómo deberíamos ser y cómo deberíamos evitar ser, para que nos vaya mejor. Algunas sentencias dirán: "Sos un ganador", y otras: "No servís para nada". El problema aparece cuando se le da demasiado lugar a esa mirada del otro. Tanto cuando se está lejos de ese ideal, como cuando se está demasiado cerca del mismo, esto trae consecuencias en la salud mental y emocional.
Parálisis, agresividad, miedos, falta de espontaneidad, baja autoestima, bulimia, anorexia, consumo de sustancias, enfermedades psicosomáticas, son algunas posibles consecuencias.
Vivimos en un mundo cada vez más guiado por la imagen.
Es importante hacer un trabajo para localizar de qué se trata la mirada del otro en cada uno, ya que esto es específico de cada historia. Para así emprender un camino creativo singular, más allá de esta mirada.