Alguien cercano puede estar padeciendo un problema que lo sobrepasa. En un afán de querer ayudar, quizás se comience a cargar con el problema del otro, usando gran fuerza de voluntad y buenas intenciones, que podría llevar al agotamiento y la frustración de ambas personas. Si esto comienza a ocurrir, lo ideal sería consultar con un profesional de la Psicología. Quien, de ser necesario, contemplará la posibilidad de armar una red de amigos y familiares que colaboren en la recuperación.